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Puño y letra

Preocupante situación en Euskadi

Ibarretxe en el Palamento VascoLa aprobación por parte del Parlamento Vasco y con el apoyo de Sozialista Abertzleak, heredera de la ilegalizada Batasuna, del Plan Ibarretxe supone, sin duda, uno de los hechos que van a marcar de forma más importante la vida política del año que empieza. Lo ocurrido ayer resulta especialmente grave teniendo en cuenta que supone la escenificación de una profunda división en la sociedad vasca entre no nacionalistas y nacionalistas, éstos apoyados por los votos de quienes son para los tribunales el brazo político de la banda terrorista ETA. Puesto que el asunto es especialmente complicado vamos a intentar reflexionar sobre algunas de las claves de lo ocurrido ayer.


El papel del PNV: el Plan Ibarretxe supuso, en su momento, una respuesta del nacionalismo vasco a lo que consideraba una actitud beligerante del Gobierno del Partido Popular respecto al llamado conflicto vasco. El cambio de escenario político tras la victoria electoral de Partido Socialista fue considerado por algunos un momento propicio para una marcha atrás del lehendakari en lo concerniente a su propuesta de modificación del estatuto. No ocurrió.


Ahora Ibarretxe se encuentra con su Proyecto de reforma del Estatuto Político de la Comunidad de Euskadi aprobado contra todo pronóstico. Lo que puede ser entendido por el PNV como una posición de fuerza para negociar con el Estado puede ser convertirse en un arma de doble filo. A nadie se le escapa que la propuesta del lehendakari es unilateral y que es fácilmente presentable como fruto del apoyo del que por muchos es considerado el brazo político de ETA. Una ruptura de la sociedad vasca de tanto calado como la que se presenta puede desencadenar en un serio conflicto que pudiera acabar perjudicando la posición de Ibarretxe. Da la sensación de que las cosas podrían ir mucho más lejos de lo que el propio lehendakari desea y tal vez afectarle en las próximas elecciones de mayo o junio. Creo que el propio Ibarretxe y el PNV deberían reflexionar sobre la situación que se les plantea y sentarse a dialogar con los representantes de ese sector de la realidad vasca que ha quedado marginado en la elaboración y debate del Plan Ibarretxe.


El apoyo de Sozialista Abertzaleak: el grupo parlamentario liderado por Arnaldo Otegi votó contra todo pronóstico a favor de la propuesta del lehendakari. A pesar de que su apoyo se limitó a tres votos (de los seis que podían haber sido) fue suficiente para que la votación se saldara con mayoría absoluta a favor del Plan Ibarretxe. Sozialista Abertzaleak jugó con esta baza cuando apenas quedan seis meses para su desaparición del Parlamento Vasco, algo que puede suponer para la izquierda abertzale su desaparición del mapa político. La jugada de la extinta Batasuna estuvo perfectamente medida. En primer lugar no anunciaron su apoyo hasta el último momento y en segundo lugar, pusieron en una incómoda situación al tripartido gobernante en Euskadi al justificar su postura leyendo una carta de José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, huido de la justicia y ejerciendo, según algunos, de portavoz de la banda terrorista ETA.


El PSOE como alternativa en Euskadi: el proyecto de reforma del Estatuto de Gernika presentado recientemente por los socialistas vascos sitúa al Partido Socialista como alternativa en Euskadi. El PSE pretende alzarse con la victoria electoral en las próximas elecciones autonómicas minando la base electoral del PNV con un discurso vasquista pero no nacionalista. Lo ocurrido ayer puede llevar a cierta radicalización en la postura del Partido Socialista de Euskadi puesto que, al parecer, su única alianza posible frente al plan del lehendakari es el Partido Popular.


Por otra parte, parece necesario que PNV y PSOE dialoguen, al menos, en el ámbito institucional (Gobierno Vasco y Gobierno Español), algo que puede ser aprovechado por el Partido Popular para hacerse con el electorado no nacionalista. El hecho de que nos encontremos en la antesala de un proceso electoral va a marcar de forma determinante el diálogo institucional y entre fuerzas políticas. Sin duda la dificultad es creciente.


El Partido Popular no puede autoexcluirse del debate: Existe en mi opinión un claro riesgo de que el PP vasco acabe autoexcluyéndose de todo ámbito de diálogo con los nacionalistas vascos. El hecho de que el lehendakari haya realizado su propuesta de forma unilateral y no haya tenido en cuenta a los no nacionalistas puede radicalizar la postura de éstos, especialmente del Partido Popular. Es peligroso que este asunto puede llevar a una mayor fractura de la sociedad vasca y para ello, por su importancia en la política vasca, es clave que el PP no facilite un aumento de la crispación. Esto no debe implicar poner la otra mejilla o abandonar las propias posturas, pero sí debe intentarse retomar alguna vía de diálogo con el PNV o al menos, con el Gobierno Vasco.


La postura surrealista de Izquierda Unida: Ezker Batua (la federación vasca de IU) apoyó, como miembro del Gobierno Vasco que es, la propuesta del lehendakari en el parlamento vasco. El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, ya ha anunciado que su formación se opondrá al Plan Ibarretxe en el Congreso de los Diputados. Una postura poco coherente cuando IU, por su presencia en el Gobierno Vasco, podría actuar de bisagra entre los partidos nacionalistas y los partidos no nacionalistas para favorecer un diálogo que no tiene visos de irse a producir

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